Llega el fin de año y empieza la preparación para la Navidad en todas partes. Vemos decoraciones, luces, árboles, nacimientos, y todo lo que externamente representa este tiempo. Sólo se escucha hablar de regalos, fiestas y reuniones sociales pero muy poco se habla de preparar el corazón para celebrar el nacimiento del Salvador. Adviento significa “venida o llegada” y es un tiempo de gracia que nos invita a disponer y alistar el corazón para la venida del Señor. En esta pequeña reflexión quisiera proponer 4 propósitos que podemos incorporar en nuestras tradiciones de fin de año y especialmente en el Adviento.
Perdonar
El primero propósito de Adviento para acércanos al Señor es el perdón. Veamos en nuestro corazón cuántas heridas tenemos, cuántos rencores guardamos, cuántas personas nos han fallado, y a cuántas personas hemos fallado. Juan Bautista gritó en el desierto
“¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!” (Mateo 3:2)
Para volver a Dios, tenemos que regresar a nuestros hermanos por medio del perdón. Todos quizás hemos experimentado y visto a miembros de familias que no se hablan por causa de una discusión o un desacuerdo. Amigos que dejan de hablarse por malentendidos o fallas que pueden remediarse. En fin, podemos encontrar muchas razones para guardar rencores, pero la venida del Señor viene con amor, paz y reconciliación. Que el propósito de perdonar nos ayude a preparar la Navidad.
Encontrar
El segundo propósito que propongo para este Adviento es el encuentro. El Papa Francisco nos habla de una Iglesia en salida que busca a los ignorados, olvidados y rechazados en nuestra sociedad.
“Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme.” (San Mateo 25:36)
Podemos recibir al Señor ayudando a familias con dificultades económicas, llevando alegría a los ancianos que nadie visita, acompañando y dando consuelo a enfermos en hospitales. También encontramos al Señor en los niños que viven en albergues y no tienen familia. Visitando a un amigo que esta sólo o invitarle a nuestra casa a compartir una cena. Son pequeños detalles que un encuentro puede llevarnos a ver al Señor.
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.” (San Mateo 25:40)
Servir
El tercer propósito que sugiero es el servicio. En el Adviento esperamos al Señor que viene a servir, por lo tanto, como discípulos estamos a llamados a imitarle.
“Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud.” (Mateo 20:28)
El servicio puede comenzar en casa ayudando con los quehaceres del hogar. Las familias podemos llevar ese espíritu de servicio a nuestros lugares de trabajo o escuelas. Como cristianos estamos llamados a compartir nuestros dones con los demás. Las parroquias siempre necesitan voluntarios o nuevos colaboradores en la liturgia, ministerios o apostolados que necesitan servidores.
Orar
El cuarto propósito para este tiempo de Adviento es la oración. Tomemos el tiempo para meditar con las Sagradas Escrituras, las Liturgia de las Horas, Santa Misa, durante y después de las visitas al Santísimo, y mediante la oración personal. La Iglesia sabiamente comienza el año litúrgico con cuatro semanas de preparación hacia la Navidad. Tradicionalmente vemos en muchas parroquias la corona de Adviento; cuatro velas que se van encendiendo de domingo a domingo que representan como las tinieblas se disipan con la luz, a medida que se acerca la Navidad. Prepararemos también una corona en casa y encendamos cada vela orando y actuando con los nuevos propósitos de Adviento.
4 cantos recomendados para el Adviento: